Las máscaras africanas
desempeñan un papel importante en las ceremonias tradicionales y danzas de
teatro. Todas las máscaras africanas caen en una de cuatro categorías: espíritus
del antepasado, héroes mitológicos, la combinación del antepasado y el héroe, y
los espíritus animales.
La máscara es un objeto de madera tallada. Hay un bailarín, un traje, un
"espíritu" o un "genio" que lo habita. Se trata de un "ser sagrado", un
instrumento de la armonía social. En la sociedad tradicional, la máscara es una
institución religiosa, política y social. Es el mediador entre Dios y los
antepasados de los hombres. Interviene en las decisiones políticas, acompaña a
la siembra y la cosecha, castiga a los culpables, garantiza la continuidad de
los conocimientos, recibe al niño al nacer, le permite convertirse en adulto, lo
trae al mundo de la sabiduría y lo acompaña en su muerte.
Mayoritariamente, la escultura se ha desarrollado a través de la talla en
madera, tanto en la creación de figuras, máscaras u objetos como tronos,
taburetes y otros objetos de uso personal.
Entre las figuras, sobresalen las representaciones antropomorfas, hechas en
recuerdo de los antepasados, de los dirigentes fallecidos, o relacionadas con
las divinidades y la magia.
Estas figuras no pretenden retratar literalmente a la persona representada,
sino más bien, destacar determinados caracteres de su personalidad que se quiere
inmortalizar como ejemplo para las generaciones venideras. De ahí, que
determinadas partes del cuerpo aparezcan desproporcionadamente aumentadas o
determinados detalles o rasgos físicos sobresaltados.
Las figuras de animales, suelen elegirse por las virtudes o ideas que
simbolizan, pero también con un carácter meramente ornamental.
Desde la Prehistoria el continente africano ha producido joyas de gran belleza y diversidad.
El Norte de África destaca por el trabajo de la plata esmaltada.
Las cuentas de concha y cristal han sido durante mucho tiempo elementos básicos de los adornos personales
africanos.
Las joyas también se han utilizado para expresar creencias religiosas, y para indicar la posición social o económica.
Las sillas y taburetes también tienen un carácter personal y en su ornamentación
se suele reflejar características personales o el estatus social de su
propietario. Al igual que con el menaje, en algunas culturas, estas sillas y
taburetes se destruyen o acompañan a su dueño cuando muere.
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